Lletra perenne Wiki
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La cadena

La cadena. La invasión final.

(Conte en castellà.)


'INTRODUCCIÓN'.

¿Habéis pensado alguna vez qué pasaría si los humanos acabásemos siendo animales domésticos?
Bienvenidos a una nueva lectura. En esta historia veréis un futuro alternativo improbable en el que unos extraterrestres, los Vandhs, tiranizarían la tierra, eliminando la libertad e impidiendo al hombre su desarrollo. Esta historia es una crítica de cómo utilizamos a los animales como instrumentos, ya sea domesticándolos, torturándolos, matándolos para comérnoslos o de cualquier otra forma. ¿Cuál es la alternativa (si es que hay alguna)? Este no es el momento de decirla. De todas formas, es un asunto delicado y difícil. En todo caso, esta historia no es una utopía que defienda los derechos de los animales sino una tragedia simbólica.
El tema de los extraterrestres que dominan la tierra es bastante viejo y se ha usado mucho, pero es original una historia en que los extraterrestres utilicen al hombre no como un servidor sino como un animal domesticable.
Como muchas otras tragedias, esta historia es cruda y fuerte, e intenta causar un impacto sobre el lector. Además, (al contrario que muchísimas historias), esta no tiene un final feliz (en este aspecto el autor se compara con George Orwell); no es necesario, el final trágico le da un mayor toque de realismo y da  significado a la historia. Pero no quiere decir que el relato sea pésimo, eso dependerá de vuestros gustos, si os gusta o no.
Ahora es el momento de entrar en una nueva historia. Espero que os guste.

CROM EL NÓRDICO.

LA HISTORIA.


El ataque a la Tierra.

Año 2100. Desde la más importante base aérea se entrevén objetos voladores. La tierra está intrigada... y alarmada. El presidente de los Estados Unidos Hander intenta tranquilizar a la gente.
- "Paciencia. Intentaremos descubrir qué pasa. Les rogamos que mantengan la calma..."  - Pero sus palabras no resultan demasiado tranquilizadoras.
Pronto se identifican estos objetos voladores como una enorme flota de naves extraterrestres, aparentemente de guerra, y seguramente de una civilización más avanzada que la nuestra. Hander da su versión de los hechos:
- "Seguramente se trata de una ocasión de oro para tratar con otros seres vivos de los que
desconocíamos la existencia. Nos mostraremos, sin embargo, prudentes".
Se intentó enviar un mensaje en todas las frecuencias y en todos los idiomas, con una débil esperanza de que los extraterrestres lo pudieran entender. Al cabo de un tiempo relativamente corto, se recibió, con gran sorpresa y casi alegría, un mensaje de respuesta de parte de las misteriosas naves. Apareció un rostro alienígena en la pantalla; en ese rostro (aunque fuera difícil de comprobar siendo un extraterrestre) no aparecía ningún rastro de simpatía.
- "Soy el comandante Gorgh, líder de los Vandhs. Llevamos espiando secretamente la Tierra desde  hace meses, y conocemos buena parte de sus idiomas. Les ordenamos la rendición automática. Todas las armas de la Tierra tienen que ser entregadas en menos de dos meses. Si no se obedece a esta orden, atacaremos. Queremos la respuesta en una semana. Esto es todo".
Hander se negaba a rendirse:
- "Nos oponemos a la tiranía de estos extraterrestres - decía - No podemos confiar en ellos. Nos defenderemos e intentaremos nuevos contactos pacíficos cuando sea posible. Esto es todo"
Pero no todo el mundo estaba de acuerdo con el presidente. Otto, el vicepresidente, se oponía:
- "Pero Presidente, tendríamos que analizar mejor la situación. Si son muy superiores a nosotros, tendríamos que considerar su oferta. Si les provocamos podría ser nuestro fin. Puede que después de aceptar la rendición podamos realizar nuevos tratos con ellos"
Pero Hander ni le escuchaba.
Dos días después se envió un mensaje a los Vandhs en el que no se aceptaba la rendición y que se respondería a cualquier ataque, insistiendo en la oferta de paz. Pero los Vandhs reaccionaron de forma rápida y despiadada: sus naves rápidamente entraron en la atmósfera terrestre y dispararon sus láseres contra las principales ciudades de la Tierra. En un mes el 20% de la población mundial había muerto. La contraofensiva terrestre fue prácticamente inútil, pues las naves vandhianas se defendían y contraatacaban de forma casi perfecta; ni siquiera el ataque nuclear era demasiado útil, dada la defensa antimisiles de los aliens. La desesperación empezó a apoderarse de la Tierra. Todos los mensajes terrestres de paz fueron totalmente ignorados por los Vandhs, que mantenían un ataque constante. Las opiniones estaban divididas: para algunos, como Hander, era necesario mantener, de momento, el ataque, por inútil que pareciese. Pero Otto y otros más pensaban que era preferible la rendición a tener más víctimas. El Caos se adueñaba de todo. Finalmente, dos años después de su llegada a la Tierra, cuando la población humana se había reducido al 15% de supervivientes, las naves alienígenas aterrizaron. Rápidamente, los soldados dispararon sobre los aliens, pero era inútil, pues los aliens estaban protegidos por armaduras resistentes a las balas. De todos modos, no pasó mucho tiempo hasta que los Vandhs castigasen a los rebeldes y confiscasen todas las armas de la Tierra.
- "¡Una nueva raza es nuestra!" -Gritó el comandante Gorgh, y todos los Vandhs gritaron de alegría.

La asimilación de la conquista.

Los Vandhs no tuvieron ni el más mínimo interés en conservar los conocimientos terrestres, considerando a la cultura terrestre como prescindible y primitiva, comparada con la suya. Tampoco tuvieron ninguna consideración con los vencidos. Comenzaron a separar a los hombres de cualquier edad de sus familias y de sus amigos. A una madre le arrebataron su hijo de dos meses de sus manos.
- "¡No, por favor! ¡No os llevéis a mi hijo! ¡Todo menos eso! ¡No! ¡No! " -Pero los Vandhs  se rieron descaradamente de su sufrimiento y le raptaron, indiferentes, a su hijo, al que no volvió a ver más.
Cualquier rebelión (individual o colectiva) por parte de la humanidad era reprimida a base de torturas y encierros. A Hooney (el planeta natal de los Vandhs) muchas familias Vandhs recibieron un humano o dos como animal doméstico. Los niños humanos que eran muy pequeños no recibieron ningún tipo de educación ni siquiera de parte de los terrestres (ya drásticamente subdivididos y sin organización) y fueron tratados como animales: caminaban a gatas, como si fueran monos, y emitían sonidos desarticulados. Todos los hombres, de cualquier edad y condición, eran comprados y vendidos, normalmente a precios bajos. Como ningún hombre podía hablar con nadie (los Vandhs no hablaban con ningún hombre, y no dejaban que los humanos hablaran entre sí), en algunos años el lenguaje humano fue olvidado por toda la raza.
A veces los humanos, en vez de servir como animal de compañía, servían como animal de granja: se les encerraba en corrales, eran alimentados de forma vulgar y descuidada y, cuando tenían suficiente edad y peso, se los comían. Los Vandhs, en general, consideraban a los humanos un plato exquisito y no tenían ningún escrúpulo a la hora de matarlos. Cuando los Vandhs descubrieron que los humanos tenían proteínas útiles para el organismo, se fomentó su consumo. Hay que decir que era muy raro ver un grupo de más de cien hombres juntos, y los hombres que tenían suficiente edad para hablar (y que aún, pese a la falta de práctica, sabían hablar) no se atrevían a hablar por temor al castigo, que siempre era terriblemente cruel.
Al cabo de cierto tiempo, los Vandhs decidieron que dejarían a algunos hombres en libertad por los bosques, para que hicieran más variada la fauna de Hooney. Fue difícil que el hombre se adaptara a la vida salvaje de los bosques de ese planeta, pero a la larga, se consiguió. Al final, millones de humanos vivían en el bosque como salvajes y daban, como los Vandhs querían, variedad a la fauna.
Todos los hombres iban desnudos, y sólo se les vestía para hacer broma o en situaciones excepcionales. Cuando los hombres fueron raptados de la Tierra, fueron desnudados, de buena gana o a la fuerza. Los Vandhs sólo fabricaban vestidos para ellos mismos, nunca para los humanos. No consideraban que los derechos que ellos tenían también los tenían que tener los humanos.
Los hombres eran criados en cautividad, salvo los que vivían en bosques. Pero las crías a menudo cambiaban de amo, de manera que el hombre no podía asociarse en cautividad y, ni mucho menos, formar una sociedad.
En el fondo, los Vandhs consideraban a los humanos una excelente adquisición, que servía de complemento a las otras criaturas de su planeta, que en ciertos casos también eran domesticables.

El futuro de los humanos.

Ha pasado un siglo y medio. En la Tierra ya no queda ningún humano: todos fueron llevados de ella, de manera que sólo quedan los animales y los vegetales. En Hooney, no existe ninguna otra civilización que la de los Vandhs. No queda ningún hombre que recuerde nada de la extinguida civilización de la Tierra; de hecho, todos los descendientes de los anteriores habitantes de la Tierra no tenían más inteligencia que los animales. La preocupación básica del hombre era, en caso de ser doméstico, la felicidad acomodada, y en el caso de ser salvaje, la supervivencia inmediata.
Los humanos fueron usualmente utilizados para diversión de los Vandhs. A veces hacían espectáculos de circo (malabarismos y teatro, básicamente), a veces eran asesinados "refinadamente" en fiestas populares, a veces eran fotografiados de manera que hicieran el payaso. Muchos Vandhs aceptaban estos espectáculos, menos algunos, más bondadosos, que defendían los derechos del hombre como animal. De todas formas, la aceptación popular de los espectáculos animales era tan aceptada que era difícil prohibirlos.
También había Vandhs que se negaban a comerse humanos, buscando dietas alternativas. Pero no eran demasiados, y los corrales y la caza de humanos seguía existiendo. De hecho, ciertos Vandhs disfrutaban persiguiendo humanos con rifles láser, matándolos y comiéndoselos. Lo consideraban un deporte. La caza de humanos fue restringida para evitar su disminución, y cuando los hombres estuvieron en peligro de extinción, se prohibió la caza; pero algunos Vandhs ignoraron la prohibición y el castigo y siguieron matando hombres. A veces se tendía una trampa a los humanos, a la que, como animal ignorante que era, caía. Todo y que algunos Vandhs vieron la caza con trampas una cosa impropia de seres civilizados, naturalmente, esta prosiguió y fue medio tolerada por el gobierno.
Pronto los científicos Vandhs vieron que los humanos, al ser más parecidos (genética y biológicamente) a ellos que las otras criaturas animales de su planeta Hooney, eran una excelente y mejor carne de laboratorio (la immensa mayoria de los Vandhs odiavan experimentar con ellos mismos (incluso estava contra la ley) aunque se había hecho algunos experimentos clandestinos con Vandhs que acabaron con fuertes castigos legales, sin demasiados resultados y, a veces, incluso sin tiempo para finalizar), por lo que se les hicieron a los humanos numerosos experimentos de distinto riesgo (incluso algunos casi necesáriamente mortales). Es necesário decir que una parte considerable de los humanos morían con y para realizar estos experimentos médicos y que otra parte quedaban horrible y eternamente desfigurados? Por no hablar de los otros, siempre viviendo enjaulados, incómodos, regularmente alimentados y, lo que es quizá lo peor, sin esperanzas de una vida mejor y aterrorizados. Pero se daba algun caso raro de humano que, pese a haber perdido el menor rastro de cultura, pese a vivir en un lugar, encarcelado y rodeado de congéneres prisioneros a los que se les aplica experimientos en contra de su salud (por razones que no entendía, que su cultura robada de sus ancestros le hubiera permitido entender) conserbava una esperanza, tenacidad y buen estado de ánimo casi estoicos, si bien le era imposible, por supuesto, permanecer eufóricamente alegre ni por un segundo. Una parte de los Vandhs se oponia al "uso práctico" de los humanos de laboratório, aunque, como no oponían ninguna razón de caire económico o de cualquier otro provecho, prácticamente sólo moral ("no podemos dañar a seres que llevan sangre como nosotros, nuestros hermanos"; decían frases de este estilo), muchos, aunque no prohibiesen que se quejasen, no escuchaban sus quejas, ni mucho menos las aplicaban; por lo tanto, el uso experimental de los humanos apenas decreció (el gobierno Vandh hizo una breve reducción de los experimentos y dijo que era una reducción "razonable y de caire moralista"; pero casi ningún defensor vandh de los derechos de los humanos se lo creia, aunque estando en minoría, tenían que aceptarlo a desgana), y no se veia fácil en el futuro que la cosa cambiase.
Este era el final de la civilización humana. Pero siempre queda la esperanza, por pequeña que sea.

(Fin... o no?)

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